miércoles, 17 de febrero de 2010

No te había olvidado


Casi, casi por sorpresa. Así siento que llegas este año, y no porque me hubiese olvidado de ti, eso nunca, pero es que 2010 pegó el pistoletazo de salida y todo fue celérico. Mil cosas, buenas y menos buenas, se vinieron encima. Me he volcado en muchas cosas, y lamentablemente, descuidé otras. Los vaivenes del diario, y porqué no decirlo, el Carnaval, me han tenido distraída en estos tiempos, y realmente puede que sea mejor así. Este año no he languidecido esperándote como me ocurrió el año pasado, cierto es que entonces fuiste para mí bálsamo y salvavidas que por suerte ahora mismo necesito menos. También será que este año no he molestado a todos los que estaban cerca de mí con la dichosa mantilla; que este año duerme el sueño de los justos dentro de una caja decorada con tulipanes; aunque pocos saben que tampoco me he olvidado de eso, y muchas noches sueño que vuelve el Jueves Santo con más luz si cabe que el año anterior. También llegará el Martes, mi Martes Santo, ese que es Gloria del cielo hecho capa en la Puerta de Carmona, mi tristemente revuelta Puerta de Carmona… Pero precisamente para eso sirve el Martes, para que la ojiva se abra a esa hora que cualquier otro día sería de sobremesa pausada, y entonces, todo importe menos, todo de más igual. Los errores y aciertos, las palabras que se dijeron y las que nunca debieron haberse dicho quedan obsoletas, importan menos que los papeles de prensa morada que muchas veces llenamos con cosas poco agradables y en Él y su bendita Madre, encontramos la unión que no está muchas veces en otros lugares, en ellos existe el perdón y la respuesta…

A partir de ahora te prometo la entrega que no he tenido en pre-Cuaresma, prometo que aunque no olvide, si quedarán más de lado las coplas de Bienvenido, el Coro de Los Niños, Vera Luque, e incluso esos Jartibles que no lo eran de ver pasos sino de picar a diestro y siniestro…

Mañana se levanta la veda, el incensario que relego a esta fecha volverá a perfumar, cumpliré las tradiciones a la sevillana manera (cualquier cosa repetida en más de dos ocasiones es tradición) como la cita en San Bernardo, inventaré algunas nuevas y disfrutaré de ti en 40 días que uno a uno nos llevan al fin y el principio de todo lo que dio sentido a nuestra historia, nuestra ciudad y gran parte de nuestras vidas.

Un año más, bienvenida, y como siempre, mil veces gracias por llegar en tu tiempo.

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