A veces la vida es un carnaval, o tal vez el carnaval es la vida… y por eso, pese a no ser muy fanática de las coplas fatalistas, hay momentos en que una letra te sorprende, encuentra el camino a tu alma, te llega e incluso, sin quererlo, te retrata…
Conozco buenos padres, geniales progenitores, incluso conozco a quienes supongo buenos padres en el futuro, cuando la situación se dé. Pero por desgracia esto no es una generalidad.
Escuché el otro día en la radio que fue una maestra madrileña quien animó a dedicar un día al padre, pues este no tenía una jornada, al contrario que la madre. Elegió para tan singular consagración a la figura paterna el día de San José, curioso esto, ya que hablamos de un hombre que con la dignidad que pudo se hizo cargo de un hijo que no era suyo y que para colmo cada dos por tres hablaba de que su padre reinaba en los Cielos, por lo que era público que el buen carpintero estaba ahí para cubrir la reputación de María. Encima Las Escrituras lo fulminan, por lo que ni sabemos que ocurrió con este buen señor, que para colmo fue nombrado “Padre Putativo de la Iglesia”, que vamos, el término tiene guasa marinera. Volviendo al origen del día, años después Galerías Preciados se interesó por esta costumbre y contribuyó a potenciarla con motivaciones obvias.
Pero volviendo al origen de la entrada, hoy, día de los José y los Pepe, día de la Pepa y la Pepi, constitucionalmente hablando, hoy, maldito día sin lluvia otra vez, con las calles gaditanas repletas de piconeras, hoy me quiero acordar de quienes no tienen tanto que celebrar, o por motivos diversos, un padre al que felicitar.